
La mayoría están por estar, porque es “su lugar” pocos están porque lo deseen. Hechas un vistazo atrás y ves a otros que seguro desearían estar y no puede ser así. Porque es incorrecto, porque la sociedad impone sus reglas, porque hay que agradar a los demás. Y ahí te das cuenta de que lo más valioso que tienes en este momento son los recuerdos.
Recuerdos fugaces, algunos mezclados con la imaginación hasta el punto que no puedes diferenciar qué es lo qué pasó de verdad. La mente actúa así: si te falta algo en un recuerdo, lo rellena. Quizá en esos recuerdos haya muchos rellenos. No estás segura, pero lo que sabes es que sonríes cuando lo recuerdas. Y eso, es suficiente.