//El ciego y la puta.

El ciego y la puta.


Esta entrada y este pequeño relato va dedicado a una persona muy especial.Esa que siempre me saca una sonrisa y me ayuda a seguir adelante. Que toma las decisiones cuando yo no sé que hacer. Esa que, en los mejores momentos, siempre vamos mal 😀 Juntos escribimos este relatillo en docs de Google, entre risas y bromas.¡Te quiero, Joan!






Había una vez un hombre ciego al que le faltaba una pierna. Tenía 30 años y estaba felizmente casado. Sin embargo, él tenía dudas de que su mujer le quisiera de verdad porque, desde que el accidente le dejó ciego, pensaba que estaba con él únicamente por pena.

-Yo te sigo queriendo, amor mío -le decía su esposa. El marido, sin embargo, tenía miedo de que se fuera con otros hombres; seguía dudando. La duda le carcomía el alma por lo que cada vez se imaginaba nuevas circunstancias, nuevas ideas para poder paliar el amargo dolor de perder a su mujer.

Un día estaba paseando en su silla de ruedas y con su perro guía, disfrutando de todos los olores que podía percibir gracias a su agudeza en los demás sentidos. Notaba el aire en su piel, el olor de las flores, el sol rozándole, los chillidos de los niños jugando y, sobretodo, la soledad que lo rodeaba.


En ese mismo lugar, una joven mujer, que no llega a los 27 años, se tocaba el cabello despreocupada. A su lado, un hombre de la misma edad intenta cautivarla. Le reía sus chistes malos, la miraba sin cesar, le susurraba al oído, etc. La chica se dejaba hacer. Le gustaba aquel hombre tan elegante, en buena forma y con una billetera llena. Creía que ya había encontrado a quien realmente, ella creía que tanto se merecía, no a aquel ciego tonto y pobre. 


La chica observó entonces a Paco en su silla de ruedas y su corazón se aceleró por un atisbo de culpabilidad. “Bueno, no puede verme” pensó.


Paco seguía su paseo con tranquilidad hasta que notó que su perro se intranquilizaba e intentaba correr, algo impropio en él. Paco intenta prestar atención a lo que podría haber distraído su dócil y fiel perro. No podía imaginarse la sorpresa que se llevaría. 


Casi arrastrado por el perro, continuaba su camino acercándose a la feliz pareja.


La chica cada vez estaba más nerviosa por verle acercarse con el perro que la miraba y se le acercaba feliz de encontrarla. Intentó darle la espalda y miró al perro de reojo, pero él proseguía su camino. Su risa se volvió nerviosa y algunas gotas de sudor cayeron por su frente. Su pareja notó la inquietud que la invadía.

-¿Va todo bien? -le preguntó.

-Perfectamente -mintió con una risa nerviosa y descontrolada.


Para ese momento, Paco estaba lo suficientemente cerca para oír aquella risa que conocía tan bien. 


En ese momento, notó la presencia de otro hombre cerca. Perfume de hombre y muy caro. Le preguntó quién era.


-Es un amigo del trabajo -dijo intranquila entre los dos hombres. Pero él la conocía muy bien y sospechó lo peor. Empezó a enlazar las situaciones: El perro ladraba furioso y no era a ella, su mujer, su risa nerviosa y descontrolada, otro hombre, perfume caro y… Él.